Los jóvenes novatos, además de las misiones cumplidas, fueron desarrollando sus aptitudes para dejar: calles y rutas, libres de cortes, de arrebatadores y punguistas, sin piratas del asfalto, ni barras bravas, sin acosadores, ni abusadores sexuales, ni pedofilia en la vía pública. Sin terrorismo, ni narco, ni trata. Denunció e investigó la corrupción cívico-militar tomando decisiones por propia iniciativa, quedando al descubierto muchas mezquindades y miserias que generaron el resentimiento de sus protagonistas. Actuó en prevención del delito y detención de culpables (estafa, hurto, robo), y con tan solo dieciocho años, lograron conquistar la cima a la que todo varón aspira, pero a la que no todos llegan y es ser llamados hombres, se hicieron hombres, para ellos, para sus familias y para la sociedad.
Conclusiones: Finalizada la batalla por Malvinas, la subunidad sufrió una acelerada disgregación malogrando el prestigio que había acumulado a lo largo del tiempo: La experiencia en la lucha contra el terrorismo, la desarticulación de organizaciones delictivas que afectaban a la sociedad, el desenmascaramiento de la corrupción dentro y fuera de la Fuerza, y el apoyo brindado a la población, se había perdido definitivamente.
Así fue como desperdiciaron la pericia y destreza que tanto tiempo y sacrificio costó obtener.
Algunos consideraban inconveniente y muy costoso mantener unidades como la PM (?), de lo que no se percataron, es que fue mucho más costoso, no tenerlas……Atentado terrorista a la embajada de Israel, Atentado terrorista a la Amia, acción terrorista de copamiento al Regimiento de Infantería Nº3 de La Tablada…… para ese entonces, la legendaria “Compañía Fantasma”, había desaparecido ………….
En la actualidad, los ejércitos más modernos y profesionales del mundo (Rusia, Polonia, Italia, España, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos) y la OTAN, poseen unidades de Policía Militar, que hace, relativamente poco tiempo, comenzaron a cumplir misiones que la Compañía de Policía Militar 101 ya ejecutaba antes de 1982.
Una vez más la cruda realidad, dejó en claro, que decisiones desacertadas, tomadas por desconocimiento, revancha o conveniencia, fue un precio muy alto que sigue pagando la sociedad.
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