La orden impartida fue mantener estable los niveles de abastecimiento, posibilitando que se cumpla el planeamiento logístico basado en la Sociedad Rural Argentina. Sin la seguridad brindada a esa infraestructura de apoyo logístico, las operaciones militares no hubieran podido desarrollarse.

 

El peso de la contienda no amedrentó a los veteranos PM de la 101 quienes cargaron sobre sus hombros las misiones cotidianas y además debían cumplir con la custodia y guarda de todas las donaciones que llegaban a la Sociedad Rural de Palermo, cuyos depósitos se denominaron “Destacamento Rural”. Al mismo tiempo, debían proteger a los 20.000 civiles voluntarios que trabajaron en la retaguardia, armando las raciones para el frente de combate, evitar los posibles sabotajes de infiltrados cuyo objetivo era demorar, bloquear o interrumpir la logística que sostenía a las tropas en la primera línea, neutralizar las amenazas o atentados con explosivos, la contaminación de los alimentos, el hurto o sustracción de las donaciones, controles anticorrupción cuyos resultados fueron descubrir los delitos cometidos por efectivos  de la propia fuerza en tiempo de guerra y denunciarlos oportunamente.  Además, efectuó la seguridad en la carga y el traslado de las raciones con destino al aeropuerto del Palomar y al puerto de Buenos Aires, de 257 semirremolques playos, para que ningún suministro de la carga, se pierda por el camino. Gracias a este accionar de seguridad y control de los soldados PM, los combatientes en el frente recibieron: 405.000 kg de abastecimientos, (500.000 raciones), despachadas en contenedores, que fueron transportados por tierra, mar y aire. Los soldados PM siempre trabajaron con inferioridad de personal para cumplir las misiones encomendadas, sin embargo, siempre cumplieron la misión en tiempo, en forma y satisfactoriamente.